¿Rentar en China es realmente tan barato como dicen? El mercado inmobiliario chino vive una transformación marcada por exceso de oferta, nuevas reglas legales y diferencias enormes entre ciudades como Beijing, Shanghai y urbes de segundo nivel.
Entender cómo funciona el alquiler en China es importante para cualquier extranjero, estudiante o trabajador que planee vivir ahí.
En China no existe la propiedad privada del suelo. La tierra es del Estado en zonas urbanas y de colectivos en áreas rurales. Lo que se adquiere es un derecho de uso, normalmente de 70 años para vivienda. Esto también impacta a los contratos de arrendamiento.
Contrato por escrito obligatorio: debe establecer duración, depósito (1 a 3 meses) y responsabilidades de ambas partes.
Registro de arrendadores: desde 2024 es obligatorio que los propietarios o agencias acrediten su derecho de arrendar la vivienda.
Protección legal al inquilino: se prohíben desalojos violentos o sin aviso, práctica común en años anteriores.
En las principales ciudades, las agencias inmobiliarias intermedian la mayoría de los contratos, cobrando una comisión que suele equivaler a medio mes de renta.
Los precios dependen de la ciudad y el barrio. Por ahora, las cifras promedio son:
Beijing: entre 7,000 y 10,000 yuanes al mes por un departamento céntrico de una recámara; en zonas periféricas baja a 4,000 – 6,000 yuanes.
Un yuan chino equivale a unos 2.59 pesos mexicanos. En Shanghai y Shenzhen los precios son similares, aunque con descensos recientes por sobreoferta.
Ciudades de segundo nivel: las rentas pueden ser mucho más bajas, con costos desde cientos de yuanes por metro cuadrado al mes.
En muchos casos, los arrendadores ofrecen descuentos, meses de gracia o rentas negociadas por debajo del precio anunciado.
El fenómeno de “rentas bajas” se explica por varios factores:
Exceso de vivienda: millones de unidades construidas permanecen vacías, lo que genera presión a la baja.
Crisis inmobiliaria: la desaceleración de grandes desarrolladoras obliga a bajar precios para mantener flujo de ingresos.
Políticas locales: algunos gobiernos fijan límites a los incrementos o promueven vivienda pública con precios bajos.
Desigualdad regional: mientras Beijing o Shanghai siguen siendo caros, ciudades medianas tienen costos sorprendentemente bajos.
Si eres extranjero, trabajador o estudiante, toma en cuenta estos puntos:
No. Solo se adquiere el derecho de uso de la tierra por un plazo (70 años para vivienda). Las reformas recientes exigen contratos formales, registro de arrendadores y limitan desalojos ilegales.
Rentar una casa en China es una experiencia distinta a la mexicana o estadounidense. El sistema de derechos de uso, la crisis inmobiliaria y las nuevas reglas de arrendamiento hacen que los precios varíen drásticamente entre regiones. Para evitar fraudes o abusos, hay que verificar la legitimidad del arrendador, exigir contrato escrito y conocer el contexto de cada ciudad. Acerca del autor: Javier Ramírez es periodista financiero especializado en economía digital, inteligencia artificial, fintech, negocios e inversiones; escribe todos los días en DeDinero de El Universal.