La Ciudad de México siempre ha sido un espacio en movimiento, no solo en su ritmo de vida, sino también en su mapa comercial y de entretenimiento.
Lo que ayer era un punto de encuentro familiar, un parque acuático o una zapatería de barrio, hoy puede ser un centro comercial, una franquicia internacional o un recuerdo difuso de infancia.

Las tiendas y marcas de CDMX que desaparecieron: De Viana a Coppel, Videocentros y las zapaterías Canadá
Muchas de estas transformaciones no fueron casuales, sino resultado de fusiones y adquisiciones: estrategias empresariales que permiten a las grandes compañías absorber marcas más pequeñas, ganar mercado y mantenerse competitivas.
Las fusiones suelen responder a la necesidad de crecer, mejorar procesos o expandirse a nuevas zonas, aunque para el consumidor final casi siempre significan la desaparición de marcas entrañables.
De Viana a Coppel: Una de las fusiones más sonadas
Un ejemplo claro fue Viana, cadena de muebles y artículos para el hogar que en su momento tuvo fuerte presencia en la capital.
En 2015 fue adquirida por Grupo Coppel, que absorbió sus sucursales y eliminó la marca por completo.
Lo mismo pasó con las zapaterías Canadá, que también terminaron bajo la bandera de Coppel, mostrando cómo las cadenas regionales fueron perdiendo terreno frente a corporativos más grandes.
Los cines y la transformación del entretenimiento
En los años 80 y 90, los multicinemas eran el plan de fin de semana para miles de familias capitalinas, pero desaparecieron al ser desplazados por cadenas como Cinépolis y Cinemex.
Algo similar ocurrió con el legendario Cine Cosmos, que cerró en los 90, y el Cine Lindavista, que terminó convertido en un templo inconcluso.
En cuanto a parques de diversiones, el caso más emblemático fue Reino Aventura, que pasó a ser Six Flags México en el 2000.
También quedó atrás el parque acuático Atlantis, ubicado en Chapultepec, que cerró por baja afluencia, y el balneario La Ola, recordado por su alberca con olas y toboganes.
Supermercados y cadenas absorbidas
Las tiendas de autoservicio tampoco se salvaron de la ola de fusiones. Carrefour, el gigante francés, salió de México en 2005 y vendió sus tiendas a Chedraui.
Gigante, otro clásico del supermercado, fue absorbido por Soriana, y las Tiendas de Todo, fundadas en los 70, terminaron bajo el control de Walmart en 1999.
Algo similar ocurrió con las Tiendas Hecali, que tras pasar por la Comercial Mexicana, fueron absorbidas por Soriana en 2016.
De la renta de videos al streaming
Si hablamos de nostalgia, pocos olvidan los Videocentros, donde las familias se formaban para rentar películas en VHS.
Sin embargo, con la llegada de la tecnología digital, esas sucursales desaparecieron, dejando su lugar a plataformas como Netflix, Prime Video y Disney+, que cambiaron para siempre la forma en que consumimos cine en casa.
Marcas que se diluyeron en el tiempo
La lista es larga y toca diferentes sectores. El restaurante Burger Boy, orgullo nacional, terminó absorbido por Burger King.
La heladería Danesa 33, que marcó a toda una generación, fue adquirida en 2015 por Grupo Herdez junto con la división de helados de Nestlé.
La boutique París Londres desapareció en los 90 tras ser absorbida por Suburbia, mientras que ShowBiz Pizza Fiesta, con sus animatrónicos y juegos de arcade, cerró en 1996.
Y si de espacios recreativos hablamos, hasta el trenecito del Bosque de Chapultepec dejó de operar en 2006 por falta de presupuesto, aunque sus estaciones aún funcionan como galerías abiertas para quienes quieran revivir esos recuerdos.
Las cicatrices urbanas: Tragedias que marcaron a la ciudad
No todo fueron fusiones y negocios. La CDMX también recuerda tragedias que marcaron el cierre definitivo de lugares como el New’s Divine, donde en 2008 murieron 12 jóvenes tras una estampida, o la discoteca Lobohombo, destruida por un incendio en el 2000.
En este último caso, el espacio fue transformado en una estación de bomberos.
¿Por qué desaparecen tantas marcas en la Ciudad de México?
Principalmente por fusiones y adquisiciones empresariales, cambios en los hábitos de consumo y problemas financieros que vuelven insostenible a algunas marcas frente a la competencia.
¿Qué impacto tienen estas fusiones en el consumidor? Por un lado, generan acceso a servicios más estandarizados y precios competitivos, pero también implican la pérdida de marcas locales con identidad propia.
¿Volverán estas marcas en algún momento? Es difícil. Una vez absorbidas, las empresas suelen eliminar la marca original. Sin embargo, su recuerdo persiste en la memoria colectiva y, en algunos casos, en productos o espacios culturales. Acerca de la autora: Itzel Navarrete es una comunicóloga apasionada por el poder de las palabras y la creatividad; escribe sobre finanzas personales en DeDinero.