Para muchos mexicanos, el jamón es ese aliado infalible del desayuno, la torta rápida o la quesadilla improvisada. Pero, según la , no todo lo que vemos en el súper es lo que creemos.

La , presentada por la Procuraduría Federal del Consumidor, hizo un estudio a fondo de 44 productos etiquetados como jamón o “tipo jamón” y encontró que varios esconden más misterios que una telenovela.

Esto revela la Revista del Consumidor sobre el jamón que compras (Foto: Cuartoscuro)
Esto revela la Revista del Consumidor sobre el jamón que compras (Foto: Cuartoscuro)

Profeco se la hace de 'jamón' a marcas engañosas

El problema principal radica en que muchos productos no cumplen con lo que prometen en la etiqueta. Algunos ni siquiera deberían llevar la palabra “jamón”, pues en realidad son embutidos con mezcla de carnes, almidones, féculas y otras sustancias que terminan inflando el peso y reduciendo la calidad.

Las “inconsistencias” que encontró Profeco

Según el informe oficial de Profeco, se detectaron productos con inconsistencias legales que van desde usar denominaciones incorrectas hasta vender mezclas disfrazadas de jamón.

Por ejemplo, varios productos se comercializan como “jamón de pierna” o “jamón extrafino”, pero contienen féculas, soya y almidones en niveles que no están permitidos por la normatividad.

Esto no solo engaña al consumidor, sino que también afecta la calidad nutricional, ya que el aporte real de proteína disminuye.

Además, se identificaron embutidos que añaden grasa y agua en exceso para aparentar volumen y textura. Así, el cliente termina pagando por un producto que no corresponde a lo que realmente está llevando a casa.

¿Qué productos están en la mira?

Aunque la Profeco no reveló en el comunicado oficial la lista completa de marcas señaladas, aclaró que los resultados completos aparecerán en la edición impresa y digital de la Revista del Consumidor, la cual puedes consultar en la siguiente liga: https://revistadelconsumidor.profeco.gob.mx/

Lo que sí se detalló es que se revisaron tanto marcas económicas como premium. Se analizaron variables como contenido neto, proteína, grasa, humedad, presencia de fécula, calidad sanitaria y veracidad del etiquetado.

En general, se recomienda leer con cuidado las etiquetas y buscar productos que realmente indiquen “jamón de pierna 100%” o “jamón 100% natural”, evitando aquellos que tengan ingredientes como fécula, proteína vegetal o almidón entre los primeros componentes.

La importancia de un buen etiquetado

Este estudio deja claro que el etiquetado juega un papel clave a la hora de elegir un buen jamón. Muchos consumidores se guían por el precio o la apariencia, sin revisar a fondo la lista de ingredientes.

Según la Profeco, la NOM-158-SCFI-2003 establece que el jamón debe ser producto cárnico elaborado con la pierna del cerdo y cumplir con un contenido mínimo de proteína. Cuando se usan otros ingredientes como almidones o féculas, ya no debería considerarse “jamón” sino “producto cárnico” o “fiambre”.

Lo que parecía una simple elección en el supermercado resulta ser una decisión importante para tu salud y tu bolsillo. Gracias al estudio de Profeco, ahora sabemos que no todo lo que luce como jamón realmente lo es.

Itzel Navarrete es una comunicóloga apasionada por el poder de las palabras y la creatividad. Escribe de finanzas personales en DeDinero.

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