Hay un punto en la vida, o quizá un precipicio, donde la acumulación se revela como una trampa. ¿Mucho? Sí. ¿Suficiente? Jamás. Es una especie de espejismo, un horizonte que se aleja cuanto más te acercas. Esa sensación, ese pequeño agujero negro en el centro del pecho, no es un capricho. Es la llamada, el eco de lo que falta, aun cuando los refrigeradores, las cuentas bancarias, los armarios, rebosen.
Vivir con menos, entonces. ¿Moda? ¿Renuncia? No, nada de eso. Es, en su raíz más cruda y esencial, una estrategia. Pura táctica de supervivencia. Emocional, porque el peso de lo superfluo ahoga; financiera, porque el dinero se fuga por mil orificios inútiles; espiritual, porque el alma se asfixia bajo la montaña de lo irrelevante.
La meta es simple, si es que algo lo es en este laberinto: recuperar el bienestar. Ese estado elusivo que se nos escurre entre los dedos mientras perseguimos el próximo objeto, la siguiente adquisición. Esta no es una guía para iluminados (ni de iluminados) ni para ascetas de la nada. No hay discursos vacíos aquí, ni promesas de felicidad instantánea. Aquí, lo que hay es un mapa, claro, directo. Para despojarse, para despertar y darnos cuenta de la abundancia de vivir con menos, más allá de cuánto dinero tienes.
En México, cada vez más personas están dejando de comprar por impulso y eligiendo una vida más ligera. No solo por temas de inflación o recorte de gastos, sino por salud emocional y claridad mental. Vivir con menos significa identificar qué sí necesitas y qué solo está ocupando espacio mental y físico.
De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), el consumo consciente es una herramienta importante para mejorar la salud financiera. Pero también puede ser una vía para reducir ansiedad, mejorar tus relaciones y reorganizar prioridades.
Según psicólogos y especialistas en bienestar emocional, hay indicadores inequívocos de que una vida con menos podría traerte un alivio importante. Presta atención si te identificas con alguna de estas señales claras:
Tienes ropa con etiqueta, dispositivos sin abrir o muebles que solo estorban. Es una forma de gasto que no responde a necesidades reales.
La acumulación física genera agotamiento emocional. Si tu casa o rutina te abruman, es momento de depurar.
Según reflexiones de Yannina Thomassiny, especialista en autoconocimiento con plantas sagradas y creadora de Sabiduría Psicodélica, muchas veces compramos para anestesiar el vacío. Vivir con menos puede ser el primer paso para enfrentarlo con honestidad.
Este proceso no es inmediato ni automático. Se trata de una práctica consciente que involucra decisiones pequeñas pero sostenidas:
Haz una lista de objetos, compromisos o hábitos que ya no aportan. Elige soltar al menos uno por semana.
No sigas recetas generales. Lo que para alguien puede ser un lujo, para ti puede ser una necesidad emocional válida. El asunto, por decirlo así, está en la intención con la que eliges mantener algo.
La CONDUSEF recomienda cancelar suscripciones innecesarias y revisar estados de cuenta. Esto te permite hacer espacio, literal y simbólicamente.
Reduce desplazamientos, compromisos y actividades que no suman. Vivir con menos también es cuidar tu energía y tu tiempo.
Vivir con menos no es solo una estrategia financiera. Es una herramienta integral para mejorar calidad de vida. Los siguientes son algunos de los efectos más comunes reportados por personas que han simplificado su vida (y de los cuales también doy testimonio):
Estos beneficios están alineados con lo que organismos como PROFECO y CONDUSEF han promovido en campañas recientes sobre consumo informado y bienestar integral.
Desactiva notificaciones de apps de compras. Te ayudará a frenar el consumo impulsivo.
Haz un día a la semana sin gastos. No solo por ahorro, sino como ejercicio de presencia.
Dona o regala lo que ya no usas. Multiplicas valor, eres recíproco con el Universo y reduces acumulación.
Dedica tiempo a prácticas introspectivas. La lectura, la meditación o simplemente estar en silencio ayudan a reconectar con lo que realmente necesitas.
Es una práctica consciente de simplificación: material, emocional y mental. No es privarte, es enfocarte.
No. Al contrario: muchas personas comienzan a vivir con menos justo cuando buscan reordenar sus finanzas y su atención.
No. Familias enteras han adoptado este modelo como parte de una vida más consciente y estructurada.
Puede tener puntos en común, pero no es una estética ni una regla rígida, sino una decisión práctica y emocional.
Soltar no es perder. Vivir con menos puede ser el primer paso para volver a lo esencial: tu paz mental, tu capacidad de estar presente, tu autonomía financiera y emocional. Esta guía no pretende darte fórmulas mágicas, pero sí acompañarte a revisar lo que cargas, material y simbólicamente, y decidir si eso aún te sirve o ya es momento de dejarlo ir. Déjame tus comentarios en