En México, la Ley Federal del Trabajo (LFT) contempla que todo trabajador tiene derecho a una pausa para comer durante su jornada laboral. Este descanso no es un beneficio opcional que otorgue el empleador, sino una obligación legal que debe respetarse.
Así lo establece el Artículo 63 de la LFT, que señala que el tiempo mínimo de descanso durante la jornada continua debe ser de 30 minutos, permitiendo al trabajador salir del lugar de trabajo si así lo desea.
Este derecho aplica a todos los empleados que cumplan jornadas continuas, es decir, sin interrupciones formales para otras actividades.
La pausa para comer debe considerarse como un momento independiente de la jornada laboral, lo que significa que no debe contarse como parte del tiempo trabajado.

¿Qué implica que el descanso sea "mínimo de 30 minutos"?
La ley establece que el tiempo mínimo para comer debe ser de 30 minutos, pero no impide que este sea mayor si así lo establece el contrato individual, colectivo o las políticas de la empresa.
En muchos centros de trabajo se otorga una hora para comer como práctica común, aunque esto no está normado como obligatorio, sino que forma parte de los acuerdos internos.
Esto abre la puerta a que algunos trabajadores disfruten de más tiempo para alimentarse y descansar, lo cual, desde una perspectiva económica y de bienestar laboral, tiene impactos positivos en la productividad y en la salud del personal.
Además, es importante aclarar que la Ley Federal del Trabajo no exige que las empresas proporcionen alimentos, pero algunas lo hacen como prestación.
¿Qué pasa si no se respeta el derecho al descanso?
Si una empresa no respeta este derecho básico, incurre en una violación a la Ley Federal del Trabajo, lo que puede derivar en sanciones por parte de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
Más allá del aspecto legal, negar el descanso para comer puede tener consecuencias negativas tanto para el trabajador como para la propia empresa, afectando el rendimiento, la salud y el clima laboral.
Desde una perspectiva económica, los empleados que no descansan adecuadamente pueden experimentar mayor fatiga, cometer errores, reducir su concentración y aumentar su propensión al ausentismo o rotación. Todo esto impacta directamente en los costos operativos de las empresas.
¿Cómo se compara México con otros países?
A nivel internacional, México se encuentra entre los países con mayores jornadas laborales, lo que hace aún más relevante que el derecho a descansar y alimentarse sea respetado y protegido. En otros países como Francia o España, los descansos laborales están regulados con tiempos más amplios, y en algunos casos son considerados parte de la jornada laboral, lo que refleja un mayor enfoque en el bienestar del trabajador.
En contraste, en México la cultura laboral a veces prioriza la productividad sobre el descanso, lo que puede llevar a prácticas nocivas como almorzar en el escritorio o reducir el tiempo de comida para terminar tareas pendientes, lo cual puede parecer un sacrificio menor, pero a largo plazo afecta la salud mental y física del trabajador.
¿Qué pueden hacer los trabajadores?
Los trabajadores deben estar informados de sus derechos y, en caso de que no se respete su tiempo para comer, pueden acudir a instancias como la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (PROFEDET), donde se les orientará y asistirá sin costo alguno. También pueden buscar el diálogo con su empleador para establecer políticas internas más humanas y alineadas con la ley.
En muchos casos, los abusos ocurren por desconocimiento, tanto del trabajador como del patrón, por lo que conocer lo que dicta el Artículo 63 de la LFT es el primer paso para mejorar las condiciones laborales.
La pausa para comer como inversión en bienestar
Más que una simple interrupción en la jornada, el tiempo para comer representa una inversión en bienestar y productividad. Comer con calma mejora la digestión, reduce el estrés, eleva la moral y permite al trabajador recargar energías, lo que redunda en un mejor desempeño en la segunda mitad del día.
En un país como México, donde se trabaja más horas que en muchas otras economías, defender este derecho no solo es legal, sino también una decisión inteligente para quienes desean equilibrar su vida laboral y personal, reducir riesgos de salud y mejorar su calidad de vida.