Llega un punto en la vida en que los años de esfuerzo empiezan a rendir frutos: tras décadas de trabajo, sacrificios y aportaciones a tu Afore, toca hacer una de las decisiones más importantes de tu retiro, que es elegir cómo recibirás tu pensión.
En México, bajo el régimen de 1997 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los trabajadores pueden optar entre dos esquemas principales: renta vitalicia o retiro programado.
Y aunque ambos te garantizan ingresos durante tu retiro, funcionan de forma muy distinta. Antes de elegir, es clave entender cómo se calculan, quién te paga y qué pasa con tu dinero (y con tus beneficiarios) cuando ya no estés.
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De acuerdo con la CONSAR y la CONDUSEF, la renta vitalicia es una pensión de por vida que se contrata con una aseguradora privada. Es decir, tú decides ceder el saldo acumulado en tu cuenta AFORE a una compañía aseguradora, y a cambio, esta te garantiza un pago mensual fijo para siempre, sin importar cuántos años vivas.
El monto de tu pensión dependerá del dinero acumulado en tu AFORE, pero también de factores como tu edad y las condiciones del mercado al momento de contratar.
Según el IMSS y la CONSAR, los pasos son los siguientes:
Una vez que tomes tu decisión, el IMSS procesará la resolución.
Finalmente, acude a tu AFORE, que será la encargada de transferir los recursos a la aseguradora elegida para comenzar los pagos mensuales.
Según el portal de XXI Banorte, esta modalidad te da la tranquilidad de recibir una cantidad estable cada mes, aunque ya no dependas del saldo en tu cuenta. El riesgo financiero pasa a la aseguradora, no a ti.
Por otro lado, el retiro programado es una modalidad en la que tu AFORE sigue administrando tu dinero. Aquí no contratas a una aseguradora, sino que el pago de tu pensión depende de los rendimientos que tu AFORE genere, del saldo disponible en tu cuenta individual y de tu esperanza de vida estimada.
A diferencia de la renta vitalicia, el retiro programado no garantiza pagos de por vida. Tus recursos se distribuyen mensualmente hasta que se agoten.
Si los rendimientos son buenos, tu pensión puede durar más tiempo, pero si el saldo se termina antes de lo esperado, los pagos también finalizarán.
De igual forma, debes contratar un Seguro de Sobrevivencia, con el cual tus beneficiarios podrán recibir una pensión en caso de tu fallecimiento.
El procedimiento es similar al de la renta vitalicia:
De acuerdo con XXI Banorte, esta modalidad puede resultar atractiva para quienes desean mantener control sobre sus recursos, ya que el dinero permanece invertido y sigue generando rendimientos.
Sin embargo, implica asumir el riesgo de que los fondos se agoten si la esperanza de vida supera el cálculo inicial.
En resumen, si buscas certeza y estabilidad, la renta vitalicia es la mejor opción, aunque el monto mensual puede ser menor.
Pero si prefieres mayor flexibilidad y tienes tolerancia al riesgo, el retiro programado podría convenirte más.
Antes de tomar una decisión, la CONSAR recomienda comparar opciones y simular distintos escenarios. Pregunta siempre por el monto estimado de tu pensión en ambas modalidades, la inflación proyectada y los rendimientos esperados.
También considera tus hábitos de gasto, tu estado de salud y si tienes dependientes económicos.
Recuerda: esta elección es irreversible. Una vez que optes por renta vitalicia, ya no podrás regresar al retiro programado. Por eso, vale la pena analizar con calma, comparar aseguradoras y asesorarte con tu AFORE.
Sí, en las dos modalidades debes adquirir un Seguro de Sobrevivencia que garantiza pensión a tus beneficiarios en caso de fallecimiento.
Cuando se agota tu saldo, los pagos cesan. Por eso es importante estimar bien los plazos y los rendimientos esperados.
Depende del monto acumulado, tu edad y las condiciones del mercado. Sin embargo, la renta vitalicia suele ofrecer pagos más estables, pero menores, mientras que el retiro programado puede iniciar con pagos mayores, pero sin garantía de por vida.
Acerca de la autora: Itzel Navarrete es periodista financiera apasionada por el poder de las palabras y la creatividad; escribe todos los días en DeDinero de El Universal.