El famoso “saldo a favor” no es otra cosa que el dinero que, al presentar tu declaración anual, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) determina que pagaste de más en impuestos.
Este monto puede devolverse directamente a tu cuenta bancaria o, si lo prefieres, aplicarse como crédito para futuros ejercicios fiscales.
En palabras sencillas: si cada mes te descuentan impuestos a través de tu patrón o tus facturas, y al hacer cuentas finales resulta que diste más de lo que debías, ese dinero extra regresa a ti.
La forma más rápida y segura de verificar si tienes saldo a favor es a través del portal oficial del SAT. Para hacerlo necesitas tu RFC y contraseña, o bien, tu e.firma.
Una vez dentro, deberás ingresar a la sección de “Devoluciones y compensaciones”, donde podrás ver si tu declaración generó un saldo a favor y, en caso de que hayas solicitado la devolución, revisar el estatus.
También puedes hacerlo por medio de la aplicación móvil del SAT ID, lo que resulta bastante práctico si prefieres resolverlo desde tu celular.
El SAT establece que, si la devolución es automática, el depósito debería llegar a tu cuenta en un plazo máximo de 40 días hábiles después de haber presentado tu declaración anual.
Por eso es clave revisar periódicamente que tu CLABE interbancaria registrada sea la correcta y esté activa, pues cualquier error puede retrasar el pago.
No siempre las devoluciones se autorizan de inmediato. El SAT puede rechazar el depósito cuando detecta inconsistencias en los comprobantes fiscales, errores en los datos bancarios o diferencias entre los ingresos reportados y los comprobantes electrónicos.
Si este es tu caso, no todo está perdido. Puedes ingresar nuevamente al portal y revisar las notificaciones. El sistema te indicará el motivo del rechazo y, en la mayoría de los casos, te dará la opción de corregir la información y volver a enviar la solicitud.
Aquí la paciencia es clave: en ocasiones el proceso puede tardar un poco más, pero si todo está en orden, el SAT terminará por regresarte tu dinero.
Mantén tus datos fiscales actualizados, sobre todo tu RFC y tu CLABE interbancaria. Además, es recomendable revisar que todas tus deducciones personales estén bien registradas con facturas válidas, ya que cualquier error puede ser motivo de rechazo.
Otro punto importante es presentar tu declaración lo antes posible. Aunque la ley marca abril como el mes oficial, hacerlo en los primeros días ayuda a que el proceso sea más ágil y el depósito llegue más rápido.
El SAT tiene un plazo máximo de 40 días hábiles para realizar el depósito automático en tu cuenta bancaria, siempre que tu información sea correcta.
Debes ingresar al portal del SAT y revisar el motivo del rechazo. Generalmente, se debe a errores en tu CLABE, diferencias en los ingresos reportados o comprobantes fiscales inválidos. Una vez corregido, puedes volver a enviar la solicitud.
No siempre. Puedes entrar con RFC y contraseña, aunque la e.firma sí es necesaria para trámites más avanzados o montos mayores de devolución.
Recuerda que el SAT permite que elijas entre recibir el depósito en tu cuenta bancaria o aplicarlo como crédito para futuros ejercicios fiscales. Acerca de la autora: Itzel Navarrete es una comunicóloga apasionada por el poder de las palabras y la creatividad; escribe sobre finanzas personales en DeDinero.