En algún lugar entre la nostalgia y la urgencia, en este 2025 que parece escrito por algoritmos y rutinas de ansiedad, las palabras “trabajo” y “futuro” ya no significan lo mismo. Siguen pareciendo lo mismo, suenan igual, pero algo en su esqueleto cambió.
Los mayores de 65 años, con las manos gastadas y los sueños ajustados al salario mínimo, siguen firmes frente al reloj, como si jubilarse fuera un lujo que se les niega o una renuncia a la identidad.
Mientras tanto, los jóvenes miran el empleo con sospecha. Lo desarman, lo critican, lo rehuyen. No por flojera, como algunos repiten sin pensar, sino porque no encuentran sentido en darlo todo por nada: ni certezas, ni descanso, ni un mínimo de ternura económica.
Entre estos dos tiempos, el que se resiste a terminar y el que no quiere empezar, hay un territorio espeso, lleno de preguntas sin respuesta, pero también de pistas. Ahí, en ese campo de tensión, palpita una conversación urgente: la de qué significa, de verdad, trabajar hoy. Y por qué, a veces, parece que el trabajo ya no nos quiere.

¿Por qué tenemos que trabajar hasta los 65 años?
1. Presiones económicas y pensiones insuficientes
Una de las principales razones por las que muchas personas mayores continúan trabajando después de los 65 años es la insuficiencia de las pensiones.
En países como México, España y Estados Unidos, los sistemas de retiro enfrentan dificultades debido al envejecimiento poblacional. Las personas viven más tiempo y, por tanto, requieren más recursos para sostenerse durante su jubilación.
En España, por ejemplo, la pensión media representa cerca del 80% del último salario, pero este porcentaje no siempre alcanza para cubrir gastos médicos, vivienda y alimentación.
A esto se suma que muchos trabajadores no cotizaron de forma regular o suficiente, lo que reduce el monto recibido mensualmente.
2. Jubilación flexible y reformas laborales
En Estados Unidos, la edad oficial de jubilación ha aumentado a los 67 años para quienes nacieron después de 1960. Además, las reglas del Seguro Social permiten trabajar y cobrar pensión al mismo tiempo, siempre que se respeten ciertos límites de ingresos.
Esto ha abierto la puerta a una jubilación más gradual y personalizada, donde muchas personas optan por continuar en empleos a medio tiempo o emprender nuevas actividades económicas.
3. Motivación personal y sentido de utilidad
Más allá de la necesidad económica, seguir trabajando puede dar propósito, estructura y motivación. Especialmente en culturas como la japonesa, el trabajo es visto como una forma de mantener la mente activa, de seguir contribuyendo a la sociedad y de evitar el aislamiento social.
En muchos casos, trabajar después de los 65 no solo es una obligación, sino una decisión consciente para mantenerse vigentes, conectados y emocionalmente estables.
¿Qué piensan los jóvenes sobre los empleos?
1. Pesimismo frente al mercado laboral
Según un estudio publicado en febrero de 2025 (Young Business Talents: La visión de los jóvenes, elaborado por ABANCA, ESIC University, Herbalife y Praxis MMT), el 44.5% de los jóvenes cree que el empleo empeorará en los próximos cinco años.
La incertidumbre económica, los contratos temporales, la falta de prestaciones y la automatización con inteligencia artificial han provocado desconfianza generalizada hacia el sistema laboral tradicional.
El avance de la IA genera temor: muchos jóvenes piensan que sus profesiones podrían desaparecer o volverse obsoletas. Este panorama incrementa la ansiedad sobre el futuro profesional.
2. Nuevos valores: bienestar, libertad y microjubilaciones
La Generación Z está revolucionando la idea del trabajo. Ya no se trata únicamente de tener un “buen empleo”, sino de encontrar equilibrio entre el tiempo personal, la salud mental y los ingresos.
Una de las tendencias emergentes es la microjubilación, que consiste en tomar pausas largas durante la vida laboral para viajar, descansar o reconectar consigo mismo, en lugar de esperar a los 65 años para dejar de trabajar.
Esta generación busca empleos flexibles, remotos, con sentido social y propósito ambiental, incluso si eso significa ganar menos dinero.
3. Expectativas salariales irreales frente a la realidad del mercado
Un informe de diciembre de 2024 (El secreto del éxito, de la empresa de servicios financieros Empower) reveló un fuerte desajuste entre lo que esperan ganar los jóvenes y lo que realmente se paga.
Por ejemplo, los menores de 30 años creen que necesitan más de 580 mil dólares al año para sentirse exitosos, mientras que generaciones mayores sitúan esa cifra por debajo de los 100 mil dólares anuales.
Esto refleja una percepción distorsionada, pero también una frustración colectiva por la falta de oportunidades bien remuneradas, especialmente en países con altas tasas de informalidad o subempleo.
¿A qué edad se jubilan actualmente las personas en México y otros países?
En México, la edad mínima para pensionarse bajo el régimen de Afore es de 60 años (retiro anticipado), pero la pensión completa se alcanza entre los 65 y 67 años, dependiendo del régimen. En países como Estados Unidos, la edad completa subió a 67 años, y en Europa se estudian reformas para llegar hasta los 70 en algunos casos.
¿Qué es la microjubilación?
Es una tendencia adoptada por la Generación Z que consiste en tomar descansos largos durante la vida laboral activa, en lugar de esperar décadas para jubilarse por completo. Se basa en la idea de que el bienestar no debe postergarse.
Dos generaciones, una misma incertidumbre
Mientras los mayores de 65 años siguen trabajando para sobrevivir o sentirse útiles, los jóvenes se preguntan si vale la pena seguir el mismo camino. Ambos grupos enfrentan incertidumbre, aunque por razones distintas.
El reto de los gobiernos y empresas es doble: garantizar sistemas de pensiones sostenibles para quienes ya trabajaron toda su vida y, al mismo tiempo, crear empleos dignos, flexibles y con propósito para las nuevas generaciones.
Entender estas tensiones intergeneracionales es importante para diseñar políticas públicas más justas, y para construir un mundo laboral verdaderamente humano, en donde trabajar no sea sinónimo de desgaste, sino de posibilidad.