Si alguna vez te ha llegado un mensaje diciendo que tus movimientos no coinciden con tus ingresos, no se trata de una confusión del banco ni de un problema con tu tarjeta de crédito.
Lo que probablemente estás enfrentando es una discrepancia fiscal, y aunque suena técnico, puede costarte desde una aclaración incómoda hasta una multa considerable por parte del Servicio de Administración Tributaria (SAT).
La discrepancia fiscal ocurre cuando una persona física gasta más de lo que ha declarado como ingreso en su declaración anual. Esto no tiene que ver con el tipo de tarjeta que uses ni con tener varios plásticos, sino con el origen de los recursos que utilizas.
Si pagas tus vacaciones, compras o servicios con dinero que no ha sido reportado como ingreso oficial, el SAT puede pedirte explicaciones formales.
El SAT tiene la facultad legal para comparar tus ingresos declarados con los depósitos que aparecen en tus cuentas bancarias, pagos con tarjeta, compras en efectivo y cualquier otro movimiento que esté registrado en el sistema financiero.
Si al sumar tus gastos anuales, el monto es mayor a lo que dijiste haber ganado, entonces se enciende una alerta por discrepancia fiscal.
Según la ficha temática publicada por el SAT en el marco de la reforma fiscal, la autoridad puede tomar como indicios de discrepancia fiscal los siguientes movimientos:
Esto significa que no importa si tus gastos fueron “a meses sin intereses” o si alguien más te prestó la tarjeta. Lo relevante es demostrar con claridad de dónde salió el dinero que estás usando, porque el SAT lo interpretará como ingreso si no hay pruebas que digan lo contrario.
La mejor manera de saber si estás en una situación de discrepancia fiscal es comparar tus ingresos anuales declarados con el total de tus gastos y movimientos bancarios.
Esto puede sonar sencillo, pero requiere organización y claridad financiera. Existen herramientas que te ayudan a llevar este control, aunque también puedes acudir a un contador o asesor fiscal para revisar tus cifras.
Además, si el SAT detecta la discrepancia, puede iniciar un procedimiento de fiscalización, que incluye notificaciones formales, solicitud de aclaraciones y, en algunos casos, determinación de un crédito fiscal y sanciones.
En caso de que el SAT te notifique por una posible discrepancia, no significa que ya estás multado, pero sí debes actuar con rapidez y seriedad. Tienes derecho a presentar pruebas que justifiquen el origen de los recursos utilizados.
Por ejemplo, puedes mostrar que te dieron un préstamo, que vendiste un auto o que estás usando dinero ahorrado de años anteriores.
Especialistas fiscales señalan que muchas veces los contribuyentes no están conscientes de que una donación o un ingreso informal puede detonar un problema fiscal.
Por eso, recomienda tener siempre respaldo documental de todo ingreso que no sea parte de tus ingresos regulares y declararlos en tiempo y forma si exceden los montos permitidos.
Si no puedes justificar tus gastos o no presentas aclaraciones convincentes, el SAT puede imponerte un crédito fiscal equivalente a los impuestos omitidos más recargos y multas.
Además, la Ley del Impuesto Sobre la Renta (artículo 91) establece que el SAT puede considerar como ingreso acumulable todo gasto no justificado y calcular el ISR correspondiente sobre ese monto.
El listado de sanciones del SAT señala que también puedes ser inscrito en el directorio de contribuyentes incumplidos, lo cual afecta tu historial fiscal y podría tener repercusiones si deseas acceder a un crédito, tramitar facturas o trabajar con entidades que exigen cumplimiento fiscal estricto.
La discrepancia fiscal no es una condena automática, pero sí una advertencia seria. La mejor defensa es la prevención: declara lo que ganas, respalda lo que gastas y consulta a un experto cuando no estés seguro. Al final, tu salud financiera también se mide por lo bien que dialogas con el fisco.
Itzel Navarrete es una comunicóloga apasionada por el poder de las palabras y la creatividad. Escribe de finanzas personales en DeDinero.