Imagina que mandas tu CV con toda la ilusión del mundo, y ni siquiera llega a los ojos de alguien en Recursos Humanos.
No es porque no estés calificado, sino porque antes de llegar a manos humanas, muchos currículums pasan por un sistema automatizado llamado ATS (Applicant Tracking System, por sus siglas en inglés), el cual actúa como un primer filtro digital en los procesos de selección.
Este sistema analiza, clasifica y filtra los currículums según ciertos parámetros definidos por la empresa.
Lo malo es que, si tu CV no está optimizado para pasar por este filtro, simplemente no aparece como opción viable, aunque tengas la experiencia perfecta para el puesto. Así de tajante.
De acuerdo con información de Fundación Adecco y Computrabajo, los filtros ATS funcionan como un lector digital que escanea tu currículum y busca que coincida con ciertas palabras clave y estructuras que el reclutador ha definido previamente.
Por ejemplo, si una vacante pide conocimientos en “Excel avanzado” o experiencia en “ventas B2B”, el sistema buscará esas palabras exactas en tu CV. Si no las encuentra, lo descarta automáticamente.
No se trata de que el sistema evalúe tu potencial, sino de encontrar coincidencias entre tu perfil y la descripción del puesto, como si fuera un buscador que escanea por términos específicos.
No necesitas ser experto en sistemas, solo entender algunas cosas:
Lee bien la descripción de la vacante y detecta las palabras más repetidas o destacadas. Inclúyelas tal cual en tu CV, en contexto. Por ejemplo, si la vacante menciona “manejo de CRM”, asegúrate de que esa frase esté en tu experiencia o habilidades.
Aunque un CV con íconos y columnas puede verse moderno, el ATS muchas veces no puede leer bien ese formato. Es mejor optar por un diseño limpio, en Word o PDF, con texto plano y sin gráficos.
Los sistemas valoran los logros medibles. En lugar de decir “aumenté las ventas”, escribe “aumenté las ventas de la empresa en un 25 % durante el segundo trimestre de 2024 gracias a un plan de trabajo que realice con...”, esto le da contexto y peso a tu experiencia.
Usa encabezados como “Experiencia profesional”, “Educación” y “Habilidades”. Esto ayuda al sistema a identificar y clasificar bien tu información.
Aunque da flojera, vale la pena. Cada puesto usa distintos términos clave, por eso es mejor adaptar tu currículum a lo que pide cada empresa.
El problema no es la falta de experiencia, sino que el currículum no está escrito en el “idioma” que entienden estos sistemas. Muchos candidatos incluyen tecnicismos que no coinciden con los términos que pide la vacante o mandan CVs con formatos creativos que el sistema no puede leer.
Por eso, aunque el ATS no es infalible, entender cómo funciona te da una gran ventaja. No se trata de hacer trampa, sino de hablarle en su mismo idioma para tener la oportunidad de llegar a la siguiente etapa: que un humano lea tu CV y te conozca.
ATS significa Applicant Tracking System. Es un software que ayuda a las empresas a gestionar cientos o miles de currículums filtrando automáticamente los que cumplen con ciertos criterios, como palabras clave, experiencia y habilidades.
No hay forma exacta de saberlo, pero puedes aumentar tus probabilidades usando palabras clave de la vacante, evitando formatos complejos y utilizando secciones claras como “Experiencia laboral” o “Habilidades técnicas”.
Se recomienda usar formatos Word (.docx) o PDF sencillo. Evita imágenes, íconos, columnas múltiples o tablas, ya que pueden dificultar la lectura automática.
Es mejor personalizarlo para cada vacante. Cambiar ciertas palabras clave o ajustar tu experiencia a lo que pide el puesto es lo mejor.
El ATS solo es la primera etapa del proceso. Una vez que tu currículum pasa el filtro, sí será revisado por una persona. Por eso es importante que además de ser funcional para el sistema, sea claro, honesto y atractivo para el lector humano. Acerca de la autora: Itzel Navarrete es una comunicóloga apasionada por el poder de las palabras y la creatividad; escribe sobre finanzas personales en DeDinero.