Cuando escuchas “clase media”, “clase baja” o “clase alta”, puede parecer un concepto relativo. Pero las estadísticas nos ayudan a poner cifras al asunto. Para ser parte de la clase alta en México se requiere un ingreso mensual promedio de $77,975 pesos.
Por su parte, el músculo de la economía (la clase media) tiene un estándar mucho más modesto: aproximadamente $22,297 pesos mensuales.
Y en el extremo inferior, la clase baja se ubica en un ingreso promedio de $11,343 pesos al mes.
Estas cifras pueden variar ligeramente dependiendo si se trata de zonas urbanas o rurales, pero nos ofrecen una brújula para entender hacia dónde apunta cada tramo.
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Matices por zona: Urbano vs rural
Las diferencias geográficas no son detalle menor. En las zonas urbanas, los ingresos tienden a ser más altos para los tres niveles. Por ejemplo, la clase baja se situaría alrededor de $12,977 pesos mensuales, mientras que en zonas rurales el promedio baja a $9,313 pesos.
En cambio, para la clase media, en contextos urbanos el ingreso promedio que se menciona ronda los $23,451 pesos, mientras que en áreas rurales baja a $18,569 pesos.
Para la clase alta, su presencia prácticamente desaparece en el ámbito rural: los datos indican que su nivel de ingreso ($77,975 al mes) casi no se logra según el contexto rural.
¿Qué significa “estas cifras” en la vida cotidiana?
Tener una cifra concreta es útil, pero entender lo que esa cifra implica en costos de vivienda, educación, salud y ocio es lo que realmente humaniza la estadística.
Si ganas $11,343 pesos al mes (nivel clase baja) buena parte de tu ingreso probablemente se destina a cubrir lo esencial: alimentos, transporte, servicios básicos. El margen para ahorro o gasto discrecional es muy limitado.
Con $22,297 pesos mensuales (nivel clase media) tienes más holgura para cubrir vivienda decente, educación privada parcial, salud complementaria, ocio moderado y comenzar un ahorro o inversión.
En cambio, con $77,975 pesos mensuales (clase alta) tu vida ya incorpora accesos más lujosos: mejores opciones educativas, viajes, múltiples bienes, servicios especializados y diversificación de ingresos (rentas, inversiones, negocios).
La brecha entre extremos es abismal: según datos de la ENIGH 2024, el décimo decil (hogares más ricos) tiene ingresos promedio mensuales de $78,698 pesos, mientras que el primer decil (los más pobres) percibe $5,598 pesos al mes. Eso refleja una disparidad de casi 14 veces.
Además, entre 2022 y 2024 los mayores aumentos en ingresos los tuvieron los deciles más bajos y medios, con crecimientos de hasta 14.2 %, mientras que quienes ya estaban en el decil más alto apenas vieron un 6.4 % de incremento.
Límites y realidades que no se miden en pesos
Aunque estas cifras ayudan, no lo explican todo. El propio INEGI reconoce que a pesar de usar ingresos monetarios como criterio, una definición real de clase social también involucra factores como educación, patrimonio, acceso a servicios, redes sociales, estabilidad laboral, vivienda, entre otros.
Por ejemplo, tener internet, un auto propio, seguro médico o enviar hijos a escuela privada son elementos que acompañan a muchas familias de clase media urbana, pero están lejos del alcance para muchos hogares en zonas rurales.
Panorama: ¿qué tan difícil es subir de tramo?
Subir de clase implica no solo elevar tu ingreso monetario, sino cambiar estructuras de gasto, diversificar ingresos, invertir en educación y acceder a redes que multipliquen oportunidades. No basta con superar el umbral del salario; hay que acompañarlo con estabilidad, conciencia financiera y acceso a servicios.
La desigualdad en México es persistente. Los ingresos más altos de los hogares superan en 14 veces a los más bajos. El crecimiento económico reciente ha beneficiado más a las clases medias y bajas, pero la diferencia entre quienes ya estaban en lo más alto y el resto apenas se reduce.
¿Por qué se usa el ingreso promedio para definir clases sociales?
Es una medida fácil y cuantificable, pero no perfecta: no considera patrimonio acumulado, deudas, servicios disponibles, estabilidad laboral ni calidad de vida.
Si alguien gana $50,000 pesos al mes, ¿es clase alta?
No necesariamente. Aunque es un ingreso elevado respecto al promedio, no alcanza el umbral estadístico del segmento considerado clase alta (≈ $77,975) según INEGI y estudios recientes.
¿Es posible que alguien con ingreso medio viva mejor que alguien con más ingreso?
Sí. Factores como la zona (urbana/rural), los gastos fijos, deudas, acceso a servicios públicos y el estilo de vida determinan la calidad real de vida.
¿Estas cifras cambian con la inflación?
Claro, y de hecho ya lo hacen: los ingresos nominales suben, pero si la inflación es alta, el poder adquisitivo puede estancarse o caer.
¿Pertenecer a clase media garantiza estabilidad financiera?
No. Aunque facilita el acceso a servicios y cierta holgura, aún puedes estar vulnerable frente a imprevistos (salud, desempleo, crisis económicas). Acerca de la autora: Itzel Navarrete es periodista financiera apasionada por el poder de las palabras y la creatividad; escribe todos los días en DeDinero de El Universal.