De acuerdo con un reportaje publicado por El Imparcial (2 de septiembre), la realidad laboral mexicana contrasta fuertemente con la europea.
En Holanda, por ejemplo, las personas trabajan en promedio 32 horas a la semana, una cifra que permite conciliar mejor la vida personal con la profesional y que, además, ha mostrado efectos positivos en productividad y bienestar.
En México, la iniciativa para reducir la jornada de 48 a 40 horas semanales ha encontrado resistencias en el Congreso y en el sector empresarial. Aunque la reforma fue presentada desde 2022, su aprobación ha sido pospuesta en repetidas ocasiones.
El argumento principal: el impacto que tendría en los costos de operación de las pequeñas y medianas empresas, que representan más del 90% del tejido económico nacional.

El costo de trabajar menos horas
El debate no es solo laboral, también es económico. Para las empresas mexicanas, pagar los mismos salarios por menos horas de trabajo implica un ajuste de fondo en sus esquemas de productividad.
Muchas organizaciones temen que la reducción horaria incremente los costos laborales hasta en un 15%, lo que presionaría sus finanzas en un contexto de inflación y desaceleración económica.
Sin embargo, experiencias internacionales muestran otra cara. En países como Islandia, donde se probó un modelo de 35 horas semanales, la productividad se mantuvo e incluso mejoró, mientras que los niveles de estrés laboral disminuyeron.
El reto para México está en que gran parte de la economía depende de sectores como el comercio y los servicios, que funcionan con márgenes estrechos y alta rotación de personal.
¿Qué ganan los trabajadores?
Para los empleados, la reducción de la jornada laboral representa beneficios claros: más tiempo libre, mayor bienestar mental y físico, y la posibilidad de equilibrar mejor la vida personal con la profesional.
Además, estudios citados por El Imparcial apuntan a que los países con menos horas de trabajo tienden a registrar mayor satisfacción en la fuerza laboral y menor ausentismo.
En términos económicos, también podría traducirse en una derrama indirecta. Con más tiempo libre, los trabajadores tienen oportunidad de consumir más bienes y servicios, lo que beneficiaría al comercio y al turismo local.
México: Entre la aspiración y la realidad
Aunque la propuesta de 40 horas semanales sigue sobre la mesa, la realidad es que en México aún falta camino para llegar a ese punto. La resistencia empresarial, la falta de acuerdos políticos y la estructura productiva del país hacen que el avance sea más lento de lo esperado.
Lo cierto es que la discusión ya no es si conviene o no, sino cuándo y cómo implementar una reforma que equilibre los derechos laborales con la competitividad económica.
El espejo internacional muestra que trabajar menos no necesariamente significa producir menos, pero México todavía necesita generar las condiciones para que esa ecuación funcione en la práctica.
¿Qué propone la iniciativa de las 40 horas en México?
Reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, lo que significaría que los trabajadores tendrían dos días de descanso por cada cinco laborados.
¿Qué países ya aplican jornadas reducidas? Holanda, Dinamarca, Alemania e Islandia son algunos de los ejemplos más citados donde las jornadas de menos de 40 horas han dado resultados positivos en productividad y bienestar. Acerca de la autora: Itzel Navarrete es una comunicóloga apasionada por el poder de las palabras y la creatividad; escribe sobre finanzas personales en DeDinero.
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