En los últimos años, México ha intensificado sus esfuerzos para reducir la dependencia de combustibles fósiles y promover el uso de energías limpias.
La Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles Más Limpios, publicada por la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE), establece un marco claro para este cambio, con objetivos a mediano y largo plazo que buscan transformar el panorama energético del país.
La Ley de Transición Energética, promulgada en 2015 y actualizada en el 2020, respalda esta estrategia al establecer obligaciones en materia de energías limpias y eficiencia energética.
Esta normativa busca regular el aprovechamiento sustentable de la energía y reducir las emisiones contaminantes de la industria eléctrica.
Uno de los sectores más impactados por esta transición es el transporte, que representa una parte significativa del consumo de energía en México.
La estrategia nacional reconoce la necesidad de adoptar tecnologías más limpias en este sector, promoviendo el uso de vehículos eléctricos y combustibles alternativos.
Esto implica una disminución gradual en la demanda de gasolina, lo que podría tener efectos en los precios y en la infraestructura relacionada con su distribución.
La estrategia destaca la importancia de diversificar las fuentes de energía, aprovechando el potencial del país en energías renovables como la solar, eólica, geotérmica e hidroeléctrica.
México cuenta con condiciones geográficas favorables para el desarrollo de estas tecnologías, lo que podría reducir aún más la dependencia de combustibles fósiles.
Para los consumidores, esta transición significa una transformación en la forma en que se accede y se utiliza la energía. A medida que se implementen más fuentes de energía limpia, es probable que se observen cambios en los costos de la energía, en la disponibilidad de nuevas tecnologías y en las opciones de transporte.
Además, se espera que surjan nuevas oportunidades de empleo en sectores relacionados con las energías renovables y la eficiencia energética.
Es fundamental garantizar que la transición sea justa e inclusiva, asegurando que todos los sectores de la sociedad tengan acceso a los beneficios de las energías limpias.
Esto incluye la necesidad de políticas públicas que apoyen a las comunidades más vulnerables y fomenten la educación y capacitación en nuevas tecnologías.
En resumen, México está dando pasos firmes hacia un futuro energético más sostenible. La disminución en la demanda de gasolina es solo una parte de un cambio más amplio que busca mejorar la calidad de vida, proteger el medio ambiente y fortalecer la economía.
Como ciudadanos, es importante estar informados y participar activamente en este proceso de transformación.