Cuando hablamos de perspectiva de género en el entorno laboral, nos referimos a un enfoque que permite identificar, visibilizar y atender las , así como los factores sociales, culturales y económicos que las provocan y perpetúan.

De acuerdo con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM), aplicar este enfoque implica analizar las desde la realidad de género, reconociendo que hombres y mujeres no parten de la misma base y que, por tanto, se requieren medidas diferenciadas para garantizar la equidad.

Esto va más allá de otorgar los mismos derechos por igual, se trata de eliminar las barreras estructurales que han mantenido a muchas mujeres fuera del mercado laboral o limitadas a empleos con menores ingresos y menos acceso a prestaciones, ascensos o capacitación.

También contempla la identificación y erradicación de violencias, como el acoso o la discriminación por razón de género, que afectan gravemente el bienestar y el desempeño profesional de las mujeres.

Eliminar las brechas de género en el trabajo impulsa la productividad y fortalece el desarrollo económico de México (Foto: Canva)
Eliminar las brechas de género en el trabajo impulsa la productividad y fortalece el desarrollo económico de México (Foto: Canva)

¿Por qué es urgente implementar esta perspectiva?

Incorporar la perspectiva de género en las políticas laborales no es un acto simbólico, es una necesidad urgente respaldada por la evidencia económica.

De acuerdo con información oficial del Gobierno de Puebla y del Protocolo de Inspección Laboral con Perspectiva de Género de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, las mujeres mexicanas enfrentan mayores índices de desempleo, menores ingresos por igual trabajo, menos acceso a puestos de liderazgo y una sobrecarga de responsabilidades no remuneradas en el hogar.

Estas condiciones no solo afectan su desarrollo personal y profesional, también limitan el crecimiento económico del país al desaprovechar el talento, la capacidad productiva y la innovación que las mujeres pueden aportar al mercado.

Según organismos internacionales como la CEPAL y la OIT, cerrar la brecha de género podría aumentar el PIB de los países en desarrollo, ya que se incrementa la participación laboral femenina y se mejora la eficiencia del mercado.

Por ello, la perspectiva de género se convierte en un instrumento económico y social indispensable para construir un entorno laboral justo, seguro y competitivo

Cómo se aplica en la práctica: El protocolo de inspección laboral

El Protocolo de Inspección Laboral con Perspectiva de Género, publicado por la Secretaría del Trabajo, establece las bases para que los inspectores laborales identifiquen situaciones de discriminación, acoso, violencia y desigualdad en los centros de trabajo.

Este protocolo obliga a las empresas a cumplir con condiciones que garanticen la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, evaluando aspectos como:

  • Políticas de contratación y promoción con enfoque igualitario
  • Capacitación en temas de género, no discriminación y derechos laborales
  • Medidas contra el hostigamiento y acoso sexual
  • Adaptaciones para la conciliación de la vida laboral y familiar
  • Condiciones de seguridad y salud diferenciadas si es necesario

Durante una inspección, los agentes deben observar si hay una representación equilibrada entre géneros, si las mujeres tienen acceso a los mismos salarios y beneficios, y si existen mecanismos claros para denunciar abusos o prácticas discriminatorias.

Esta herramienta transforma la supervisión laboral en una estrategia activa de inclusión y justicia, donde no se tolera ninguna forma de violencia o desigualdad.

Un paso hacia la transformación económica y social

Las acciones con perspectiva de género en el mundo del trabajo generan impactos que van más allá del centro laboral. Ayudan a reducir la pobreza, ya que las mujeres que acceden a empleos dignos elevan sus ingresos y los de sus familias.

Promueven la autonomía económica de las trabajadoras, fortalecen la participación social y política de las mujeres, y permiten que las empresas se beneficien de una fuerza laboral más diversa, comprometida y capacitada.

Además, favorecen el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en especial el número 5, que busca lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas. México, como parte de los compromisos internacionales en derechos humanos, debe avanzar con firmeza en este camino.

Una economía con rostro humano y equitativo

Incorporar la perspectiva de género en el mundo laboral no es una moda ni una obligación aislada, es una estrategia que transforma profundamente la forma en que se produce, se trabaja y se vive. Nos permite construir un país donde todas las personas, sin importar su género, puedan desarrollarse en condiciones de igualdad y respeto.

Desde las instituciones públicas hasta las empresas privadas, cada decisión que tome en cuenta la realidad desigual de las mujeres es un paso hacia una economía más fuerte, más justa y más humana. El cambio empieza por reconocer que el talento no tiene género, pero las oportunidades sí, y es hora de equilibrarlas.

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