El programa Sembrando Vida, impulsado por la Secretaría de Bienestar del Gobierno de México ha cambiado la vida de más de 400 mil sembradores y sembradoras en 20 estados del país, a través de un modelo que combina desarrollo económico, regeneración ambiental y cohesión social.
Para lograrlo, el programa entrega apoyos mensuales directos de 6 mil 250 pesos a cada productor que cumpla con los requisitos, de los cuales 5 mil 500 se reciben de forma directa y 750 pesos se depositan en una cuenta de ahorro.
Sembrando Vida está dirigido a personas que vivan en localidades rurales y trabajen la tierra. Para ser parte del programa se deben cumplir algunos requisitos clave:
Además, cada beneficiario debe formar parte de una Comunidad de Aprendizaje Campesino (CAC), una figura organizativa en la que los sembradores se apoyan entre sí, reciben asistencia técnica y construyen vínculos de colaboración local.
El impacto del programa no se limita a lo económico. Sembrando Vida promueve un modelo de producción agroforestal, es decir, que combina árboles y cultivos en sistemas sostenibles que regeneran los suelos, conservan el agua y reducen las emisiones de carbono.
Hasta ahora, se han sembrado más de un millón de hectáreas con árboles frutales y maderables como cacao, mango, guanábana, limón, hule, caoba y cedro, generando beneficios no solo para el productor, sino para el ecosistema en general.
La siembra se realiza con asesoría técnica constante a través de facilitadores, técnicos productivos y sociales que acompañan a los sembradores en cada etapa del proceso.
Este acompañamiento garantiza que los cultivos sean viables, rentables y sostenibles en el largo plazo, al tiempo que promueve una visión de respeto a la tierra y al conocimiento tradicional campesino.
Uno de los aspectos más innovadores del programa es la promoción del ahorro campesino como herramienta de empoderamiento financiero.
A través de los 750 pesos mensuales que se destinan a una cuenta de ahorro individual, cada sembrador puede construir un fondo personal que le permite afrontar emergencias, invertir en su parcela o planear proyectos productivos a futuro.
Además, la conformación de grupos de trabajo comunitario facilita la organización económica a través de cooperativas rurales, redes de intercambio y comercialización local, y espacios de formación que fortalecen las capacidades de los productores.
Sembrando Vida también tiene una dimensión profundamente social y comunitaria. A través de las Comunidades de Aprendizaje Campesino, los participantes no solo aprenden técnicas agroecológicas, sino que reconstruyen vínculos de confianza, crean espacios de participación y fortalecen su identidad territorial.
En muchas localidades, el programa ha permitido que mujeres, jóvenes y adultos mayores encuentren un rol activo en la vida comunitaria.