En un mundo donde las tensiones entre la, la salud mental y la calidad de vida están más presentes que nunca, tres de los empresarios más poderosos del planeta han encendido una mecha difícil de apagar.

Elon Musk, dueño de Tesla y X (), y Sergey Brin, cofundador de Google, han coincidido públicamente en promover jornadas laborales extremas, que van de las 60 hasta las 120 horas semanales, sin días de descanso.

Elon Musk y Sergey Brin han sacudido el debate mundial al respaldar jornadas laborales de hasta 120 horas semanales sin descanso (Foto: Canva)
Elon Musk y Sergey Brin han sacudido el debate mundial al respaldar jornadas laborales de hasta 120 horas semanales sin descanso (Foto: Canva)

Elon Musk ha sido incluso más tajante

Según declaraciones, ha señalado que “nadie cambió el mundo trabajando 40 horas a la semana”. Su propuesta va más allá de la flexibilidad, al sugerir que los grandes logros requieren entregarse por completo, incluso a costa del descanso. En su visión, trabajar 80 a 100 horas semanales debería ser parte del compromiso de quienes desean destacar en industrias de alta competencia.

La sorpresa más reciente vino de Sergey Brin

Uno de los fundadores de Google, quien ha manifestado su simpatía por este tipo de esquemas. Brin considera que las largas jornadas son inevitables para alcanzar resultados verdaderamente disruptivos. Con estas opiniones, se consolida un frente empresarial que busca redefinir el concepto de trabajo en pleno siglo XXI, lo que ha generado una ola de críticas, tanto desde organizaciones laborales como desde especialistas en salud y bienestar.

¿Retroceso o evolución?

Estas ideas llegan en un contexto en el que numerosos países, como Islandia, España o Reino Unido, han comenzado a implementar o probar la jornada laboral de 4 días, con resultados positivos en productividad y bienestar.

Por eso, las propuestas de estos empresarios han sido consideradas por muchos como un retroceso en los derechos laborales, más que una evolución.

Mientras algunos sectores ven otras alternativas como una posible vía para prolongar la vida laboral de adultos mayores que ya no podrían soportar cinco o seis días de trabajo seguidos, otros la critican por ignorar los efectos del agotamiento físico y mental, especialmente en contextos donde las condiciones laborales ya son precarias.

Las reacciones en redes sociales no se han hecho esperar

Muchos usuarios han expresado que las declaraciones de estos multimillonarios reflejan una desconexión con la realidad de millones de trabajadores, que deben lidiar con sueldos bajos, escaso acceso a servicios médicos y entornos laborales poco dignos.

La idea de trabajar sin descanso, lejos de parecer inspiradora, ha sido leída por muchos como una imposición de élites que no tienen que enfrentarse a las consecuencias de sus propias propuestas.

En México, donde el Congreso ha debatido recientemente reformas para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, este tipo de declaraciones llega en un momento especialmente sensible.

Organizaciones como el IMSS y la STPS han alertado sobre el incremento de enfermedades relacionadas con el estrés laboral, el “burnout” y la falta de conciliación entre la vida personal y el empleo.

Aunque las intenciones detrás de estas propuestas podrían estar ligadas a impulsar la productividad o la innovación, especialistas coinciden en que es necesario encontrar un equilibrio sostenible, que no sacrifique la salud física ni emocional de las personas.

La tecnología, el teletrabajo y la automatización podrían, paradójicamente, permitir jornadas más humanas, no más extensas. La discusión está abierta: ¿trabajar más nos hace mejores o solo más agotados?

Google News

TEMAS RELACIONADOS